lunes, 3 de diciembre de 2012

El Sistema Copernicano


 








El domingo 7 de octubre, como cada primer domingo de mes, desde hace ya algún tiempo, fuimos al rastro. Reconozco que, al principio estar entre los puestos de “cosas viejas”, ese olor característico de los libros viejos, y la rara sensación de tocar cosas que otros muchos habían tocado, no me resultaban agradables. Pero, a cada visita se me iban pasando estas sensaciones, y la visita al rastro ya se ha convertido en una obligación. Ir y echar un vistazo, a ver qué hay es una atractiva aventura. Hay unos cuantos vendedores que también son fieles y siempre están, ya tenemos nuestros favoritos y ya sabemos en qué puestos podemos encontrar algo de nuestro interés.

Nunca volvemos con las manos vacías, siempre hay algo que consigue captar nuestra atención. En fin, que como dije el domingo 7 de octubre decidimos ir a echar el vistazo habitual, el buen tiempo hizo que cambiáramos la forma de llegar a la plaza Mayor, habitualmente vamos en coche, pues bien, íbamos andando por las inmediaciones del jardín del Posío, y al llegar a la calle del padre Feijoó comentamos que teniamos a este genial personaje ourensano muy abandonado, hacía tiempo revisamos su vida, sus obras, e incluso nos acercamos a Melias, donde vivió. Nos costó un poco encontrar la casa, pero al fin dimos con ella. Las lecturas de aquellos días nos descubrieron a un personaje extraordinario, adelantado a su tiempo, y gran defensor de la mujer.

Llegamos a la plaza Mayor empezando nuestro recorrido por donde es habitual que terminemos, junto al Museo Arqueológico, fuimos revisando puesto a puesto, como siempre, hasta llegar a uno de los que casi siempre tiene algo que nos interesa, su responsable una chica a la que le gusta conversar, conoce ya nuestros gustos y casi siempre parece haberse acordado de nosotros y trae algo que nos llama la atención, después del saludo y pequeña charla, nos enseña un libro que ya había captado nuestra atención, al fondo del puesto, encuadernado en tonos blanquecinos y con un material hoy poco corriente, era nada más y nada menos que un espectacular tomo de las Cartas Eruditas del padre Feijoo !qué casualidad!, justo el día que viene a nuestra mente y a nuestra conversación de camino al rastro, parece como si el destino estableciese relaciones. El ejemplar, con tapas de pergamino, era precioso, y entre las cartas que recogía se encontraba la dedicada al Sistema Copernicano, no nos pudimos resistir. Las tapas, a las que aún conserva sujetos una especie de pequeño botón y un hilo que debía ser un sistema para mantener el libro cerrado, tienen un tacto especial, al igual que las hojas, una pequeña joya, cuarta edición de las cartas, publicado, nada más y nada menos, que en 1759. Irresistible adquirirlo, ver los nervios que tenía Paco mientras lo sostenía en sus manos me conmovió.

En nuestra búsqueda de estas joyas, hemos encontrado cosas en sitios mucho más lejanos, accesibles si, y cómodos, gracias a Internet, pero es toda una lección, de nuevo para mí, para que valore más el rastro de nuestra ciudad , y le coja cada vez más cariño, y piense en él como una fuente nada despreciable en la que encontrar esas cosas que nos interesan, haber encontrado este preciosísimo ejemplar tan antiguo de un ourensano genial, ¡todo queda en casa!.



Inspirado por Benito Feijoo y sus Carta titulada “Sobre el Sistema Copernicano” a partir de una antigua lámina, The Copernican system. Based on an illustration from the book of Andreas Cellarius Harmonia Macrocosmica (1595-1695)

Source:
Institute for History and Foundations of Science
R.H. van Gent



Paco preparó esta estupenda animación en la que los elementos del Sistema Copernicano toman vida con médios del siglo XXI.

 

Y en 3D
 


 










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